
En el palpitar de un corazón, unas cuantas gotas de agua, prendieron el fuego que quemaba el tiempo segundo a segundo, arrojando la aventura de media noche sobre el amanecer en la tierra de un sueño, donde un viajero escribía sus versos de pasión en las praderas mojadas de flores vivas, que daban de comer a las estrellas e iluminaban el amor de una sonrisa, que recién despertaba el beso y conquistaba la esencia del espacio que entre el anís azucarado de una mirada guardaba en su interior el amor desbordante de su deseo.
(locart)
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